Lee
detenidamente el siguiente texto y, luego, responde.
¿Cuál es el futuro
de la ciencia?
El siglo pasado
fue un triunfo tal para los descubrimientos científicos y las innovaciones
tecnológicas que estuvieron tentados de creer que ya conocíamos casi todo de lo
que es posible conocer sobre el mundo que nos rodea. Se argumenta que los
principios generales sobre los que se basa el funcionamiento del mundo son conocidos;
no hay descubrimientos adicionales radicales que realizar y que lo que falta son simplemente cuestiones
de detalle del mundo en que vivimos. Esta creencia es una ilusión, aunque en
parte es una ilusión perdonable.
Hay también una
poderosa (y algo contradictoria) corriente de opinión según la cual el ritmo de
cambio tecnológico es actualmente tan grande que las instituciones sociales y
políticas son incapaces de adaptarse con la suficiente rapidez y sensibilidad.
¿No será conveniente, por tanto, que se moderara de alguna manera el ritmo de
la investigación, sino que, además, la habitual y persistente ignorancia de lo
que en realidad es el mundo proyecta una sombra sobre los intentos de resolver
los problemas globales que han salido a la luz recientemente.
En realidad, la
ciencia moderna es aun comparativamente joven, pues solo data del tiempo de
Copérnico, a principios del siglo XVI. El récord de descubrimientos desde
entonces y el torrente de innovaciones tecnológicas provocadas por los
descubrimientos son ciertamente notables. La ciencia nos ha ayudado a ser más
sanos y más ricos de lo que podríamos haber imaginado hace, tan solo, algunos
siglos. Pero no hay razón para creer que esté a la vista el fin de este
proceso. Un catálogo de nuestra ignorancia crónica es prueba suficiente de
ello. También es relevante el hecho de que la actual ilusión de conocimiento
absoluto hay sido un tema recurrente en la ciencia.
El
descubrimiento de los rayos X (1895), la radioactividad (1896) y el electrón
(1897) mostró que no todo era correcto en la teoría atómica de la época. Ya
antes, en la década de 1880, el experimento de Michelson-Morley puso en duda la
idea de que todo el espacio estaba empapado de un “éter aluminífero”, necesario
para sustentar la propagación de la luz (y en general de todos los fenómenos
electromagnéticos); esto condujo (en
1905) a la teoría especial de la relatividad de Einstein. Y al comienzo de este
siglo, el redescubrimiento del trabajo realizado por Gregor Mendel en los años
1850 y 1860 sobre la herencia en plantas de guisantes pareció, aunque
equivocadamente, invalidar el darwinismo por un tiempo. Este aparente conflicto
no fue resuelto hasta un cuarto de siglo después. Nadie había oído hablar de
genética en 1900; la palabra fue en realidad acuñada seis años más tarde. La
ironía en este estado de cosas fue que los presagios de la revolución
intelectual forjada dentro de este siglo no fueron, al principio, retos
directos para la obtención de conocimiento.
A pesar del gran
éxito del siglo que ahora se acaba, campos enteros que seguimos desconociendo
llaman fuertemente nuestra atención. ¿Cómo, por ejemplo, cumple sus más altas
funciones el cerebro? Todos los animales, excepto los más primitivos (los que
están formados de una sola célula) tienen un sistema nervioso de este tipo. Su
función esencial es transformar la información obtenida por los sentidos en señales que activan la
locomoción del animal, asegurando, por ejemplo que se mueva hacia una fuente de
comida o que se aleje de una fuente de peligro.
Es claro que
habría sido más ventajosa, desde un punto de vista evolutivo, la capacidad de
recordar experiencias pasadas; un animal de este tipo habría sido capaz de
obtener comida más eficientemente y de evitar el peligro más expeditivamente.
Por desgracia, a
pesar de los heroicos esfuerzos realizados desde hace más de un siglo, todavía
no se dispone de una comprensión clara de cómo se almacena la memoria en el
cerebro. Aún se conocen menos las funciones superiores, de las que las personas
están especialmente orgullosas (y, a veces, desmesuradamente) la facultad de
hablar, por ejemplo, o de imaginar.
Los que trabajan
en este campo de investigación están perplejos en lo que respecta a cómo se
puede progresar en la comprensión de estas facultades. Lo que la neurología
puede hacer es describir con el mayor refinamiento posible las funciones de las
células del sistema nervioso y sus conexiones, pero hay mil millardos
de células nerviosas en cada cabeza humana –tantas como estrellas en 10
galaxias como la nuestra- de manera que la perspectiva de ser capaces de
reconstruir cómo trabaja un único cerebro humano por un procedimiento de este
tipo es, en el mejor de los casos, muy remota. Con el rápido desarrollo de las
computadoras, mucha gente ha intentado comprender el cerebro por analogía con
una computadora, hasta ahora sin éxito. Parte de la dificultad está en que el
cerebro no es una computadora del tipo de los que encontramos en nuestros
despachos; algunos de los cálculos que lleva a cabo el cerebro están influidos,
por ejemplo, por el ambiente o por estados emocionales.
John Maddox
(Ingles) (fragmento)
1. Escribe en el recuadro la letra que corresponde a
cada definición.
a) Recurrente c) Especie
b) Magnetismo d) Invalidar
Conjunto de seres con
características morfológicas, genéticas y fisiológicas semejantes y que se
reproducen entre sí.
Qué apareces o ocurre
de nuevo después de intermisiones.
Dejar sin validez una
cosa.
Propiedad de los
imanes.
2. Después de leer el texto detenidamente, responde.
¿Cuál es el futuro de la ciencia?
¿Te parece que se trata de un texto
que emplea un lenguaje especializado, o consideras que el autor emplea un
léxico accesible a la mayoría de las personas?
Justifica tu respuesta con
argumentos.
3. Algunas de las siguientes afirmaciones son
verdaderas de acuerdo a lo que dice el autor en su texto. Otras son falsas.
Marca con una (X) las verdaderas.
Ya sabemos todo de lo
que es posible conocer sobre el mundo que nos rodea.
El ritmo de cambio
tecnológico es actualmente tan lento que las instituciones sociales y políticas
son capaces de adaptarse con la suficiente rapidez y sensibilidad.
Aún en el estado actual
de la ciencia somos ignorantes.
Al final de su ensayo,
el autor afirma que cualquiera que sea el descontento con la ciencia, debemos
prescindir de la riqueza y de las oportunidades que nos brinda la investigación
futura.
4. Subraya la oración principal del siguiente fragmento
del texto que leíste.
En realidad, la ciencia
moderna es aún comparativamente joven, pues solo data del tiempo de Copérnico,
a principios del siglo XVI. El récord de descubrimiento desde entonces y el
torrente de innovaciones tecnológicas provocadas por los descubrimientos son ciertamente
notables.
La ciencia nos ha
ayudado a ser más sanos y más ricos de lo que podríamos haber imaginado hace,
tan solo, algunos siglos. Pero no hay razón para creer que esté a la vista el
fin de este proceso. Un catálogo de nuestra ignorancia crónica es prueba
suficiente de ello. También es relevante el hecho de que la actual ilusión de
conocimiento absoluto haya sido un tema recurrente de la ciencia.
5.
Reflexiona
y contesta.
¿Qué te parece la forma
en que el autor expone un tema tan complicado? Explica tu respuesta.
¿Cuáles son, en tu
opinión, las principales urgencias a las que los científicos deben atender en
primer lugar?
¿Consideras que la
ciencia es aún ignorante? Explica tu respuesta.
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